Tu Libertad
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Me juzgas con tus ojos de verdad, trazando las fronteras que nos separan, para no volver a unirnos en vida.
Te alejas para extender tu brazo y señalar en mi cuerpo los errores que no se ven, como si fueran sólo míos los errores de la humanidad.
Me dejas en tierra, sin aire, sin agua, entre cadenas, a la sombra de tu efigie, donde no podrán germinar mis semillas
Y tú, te elevas en un vuelo de fuego que te posa sobre el mundo, sin respirar, sin beber, llorando tus penas en el templo de tu libertad
Pero no se reparte felicidad desde un altar que no probó la sangre del sacrificio.
Por más que impongas distancia entre los dos, veré mi destino tras de ti
porque sé que no somos dos, porque no hay distancia que me separe, porque el destino lo creé cuando deseé morir desde el principio, sin saber que me ignoraba
una gota de agua
un aliento en el vacío
el suspiro de la soledad eterna.
Porque sé que pase lo que pase los errores no son del amor
y viéndolos de cerca parecen hijos del primer dolor, hermanados en un pacto de sangre.
No me impongas leyes contra natura
y si lo osas, te llevarás salpicada mi sangre en tu ropaje
sin que te ha de faltar, aquel que por placer ignore la voz del corazón
y entregue a tu hoguera sus alas de ángel, sin que pudiera antes conocer tus intenciones de poder
sin presentir que tus encantos son atisbos del horror que obliga
a callar ante la decadencia de la turba creciente
a cavar la tumba que será el cimiento del dolor que en mí aniquila
La virtud de los dioses
La moral de las deidades
La voz del espíritu que expía la ignominia de la guerra de los dos.
No fuiste capaz de ser ejemplo de tu propio discurso
Y salieron de tu boca, sin que pudieras controlar, pensamientos ambiguos,
Nacieron también palabras sin pensamientos que superaron las murallas que te apartaron de Dios
Sin compensar el daño que no supiste habías hecho, en tanto en cuanto subestimabas mi verdadera naturaleza.
Escapé de tu libertad y ya no sufrirás por la mía.