Primer Acuerdo
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Acordemos nuestra diferencia:
Condenad al olvido la ilusión de los errores que nos impide procurar la felicidad,
Condenad el error de perder la identidad por unirse al banal mundo en un abrazo efímero,
y dejar de ser, sin quererlo, la salvación que anhela el moribundo
y dejar de ser, deseándolo, el sacrificio residual de ideales
Ni la vida, ni la muerte pueden ser consideradas jamás un castigo para algún ser,
ya que la voluntad es un fruto racional
y la creación no es voluntad en ninguno.
La vida, entonces, se origina con la dualidad del Uno,
de la manera inteligible en que apreciamos lo que no somos capaces de entender:
El amor nacido germina en el corazón de cada quien,
al bañar el cirio del pensamiento con el santo brumo
toda vez que el nacimiento del amor ya había sido concebido
como condición interpuesta del propio ser.
Por más desigualdad que creamos tener entre los mortales,
lo que nos aparta es el sufrimiento que llevamos dentro
por no saber reconocer el engaño de un cómplice enemigo
que habita oculto en las fraguas del poder.
Mirad el error en las insustanciales formas intelectuales
que animosas fundan paraísos terrenales
Mirad las falsas libertades
que condiciona el derecho de los ángeles con el deleite del placer.
Aunque suplanten la atracción y el deseo con juegos artificiales,
no se sustituirá el amor
Aunque suplanten de la matriz el líquido abrigo,
para evitar sentir el miedo desgarrador
se cegarán los ojos con el resplandeciente olvido
en favor de la inocencia bautismal de la divina filiación.
Aunque parezcamos multitud sin distinción
como un grano de trigo en el trigal
y conviertan los hijos a estadísticas por gobiernos ignominiosos,
acordemos no despreciar el dolor que produce para algunos vivir,
sabiendo que es temporal el regocijo en los tiempos gozosos
y que en ese mismo tiempo se cumple el deber de servir
entregando a quien no tiene la humildad del maestro
y la voluntad del aprendiz.
Si aquel que duda del Creador y maldiga a su hermano
sin ver el daño consecuente en sí mismo
osa indulto en el paraíso con decorosa credencial política
Permitid que se niegue la entrada por su propia mano
incapaz de ver el cielo con los ojos del cinismo
y atended las súplicas de reconcilio ante la justicia.
La codicia y el desdeño ocupan el mismo espacio en la naturaleza
Mas convertir el universo en un grano de tierra
sin sospechar que se suma ruina al achicar
constituye una falacia en la certeza:
que el apego a los bienes no es propiedad
y que la ilusión de la propiedad no es la riqueza.
Por más ignaro que sea el insolente
Por más astuto que sea el delincuente
Por más subversivo que suene el inteligente
Todas las expresiones de los seres pensantes son identidad de las naciones:
el alimento, el vestido, la ciencia y la poesía,
todo aquello que un filosofo diría,
resultan de formas sutiles por las que no se debe odiar
no se denigrará la dignidad del pensante por pensar,
ni por no saber lo que otros esperan que sabría.
Que las normas no disminuyan la ética del ser,
no obstante la singularidad de la biología,
no obstante la distinción del pensamiento.
Que se reconozca la ambigüedad en todo: ya que los sentidos no son nubes grises en sequía, y la sutiliza es materia del primer aliento.
Que se descubra la razón, para valorar al ser humano y juzgar a la sociedad. Que se corrijan los errores provocados por el experimento de la convivencia y se pida perdón por la despiadada atrocidad. Pidamos amor de quien aún no tiene la capacidad y serenidad para esperar sin obligar a que otros vivan la vida que no somos capaces de brindar.