Olvidé olvidar
Asomé la mirada con temor, desde la oscuridad del pasado que creí olvidado
para recitar los recuerdos de un infante que me ve agachado desde un rincón.
Me perturbó el bullicio que escuché
las formas maleables del tramado
el sufrimiento de vivir siete vidas en medio del dolor
y la amenaza de volverme loco por la imposibilidad de ver el mundo como otros lo ven.
Vi a un hombre fuerte caído sobre el andén
que llora por sus palabras y por lo que ha de pensar
Sus plegarias no consiguen subrogar
el martirio de haber creído
Que no se puede amar a sí mismo
porque no hay amor bajo la piel
Que para él sólo hay castigo
porque aún quedan inevitables errores por cometer.
Aquí estuvo aquel que se rindió ante el amor
Preguntó por ti, te vimos llorar y luego partimos juntos por el sendero.
Perdóname, le dije. No hay nada que perdonar.
Vive en mi memoria el temor, reproché. Tu recuerdo no es verdadero.
Siete vidas recordé, insistí. El mensaje no es el mensajero.
No hay manchas en un corazón bueno. No hay cárcel ni carcelero.
Regresé ilusionado a tu regazo, de donde no me fui jamás
Sólo olvidé olvidar, sólo me anclé en mi propio recuerdo.