Libre Albedrío
Soy el amo del dolor
Ya son mías la dicha y la paz que esperan al final del llanto.
Rompí la cuerda del cariño de quien me hala
Para entregarme pío al corazón humilde que espera por mí en la puerta de su casa.
Soy la estela que va dejando el amor
La sutil huella a ras de canto en un valle de aliento sólido que la serenidad exhala
La naturaleza que une a los opuestos cuando escucho las causas equivocadas.
Soy el mensajero de un verbo insólito
El aire que transporta la vibración de la palabra
El que sufre y ama
La duda empírica tras la luz en las ideas erradas.
Soy el amo del sufrimiento cuando me pregunto ¿Habrá libertad en las ilusiones de un soñador?
La razón es un perspicaz vecino que corre su dominio en la vigilia
Siempre me invita un café matutino
Con tertulias de voluntad pura
Revestida de temores excluyentes para conservar la vida
Pero en las noches extravía su juicio con la luz celestina
Su retórica refurgente cesa en la intimidad obscura
Antes de que el soñador, en el entresueño, anuncie su partida.
Soy un amo por mi rebeldía de la voluntad sobre el poder
Y quise hacer de mi antojo con el destino que me ofrecieron como recompensa por vivir.
Quise ser una pluma en la tormenta
Mas se esperaba que fuera yo un velero encallado en la ensenada.
Decepcioné, también, al parecer
Por las plegarias de todo cuanto pedí:
Rogué por mí, para que la fortuna me tuviera en cuenta
Sin ver que soy yo mismo el fruto de la granada
Porque nublado estuve creyéndome un elemento de la nada
Convencido de la idea cruenta
Que sufrí porque viví
Y que el mundo me daría el libre albedrío que tuvo un soñador que sin voluntad soñaba.