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Desde aquí contemplo la subversión de los expulsados
de aquellos que piensan sin sentir, de los que arrollan vidas y usan los restos como abono para sus propias vidas.
Arrollé y fui arrollado en el mismo camino.
Desde aquí veo el desdén de las deidades que ignoran las almas quietas
como si no fueran ellas su misma unidad divina.
No se le puede dar la espalda a una estrella
no se es foráneo en este mundo después de nacer
será esta la moraleja del dolor que suscitan las fibras desgarradas en el exilio
Lo que creí ser yo, no lo soy más
lo que creí mío, no me pertenece y no me pertenecerá
lo que creí abandonar en realidad lo llevo conmigo y lo derramo en las lágrimas que nadie ve.
Ahora el hijo, es hijo de su patria, donde quiera será hijo, no dejará de serlo.
Será hijo y será Dios, a pesar de la voluntad de los padres.
Así como las nubes son también hijas de la Tierra: serán nubes, serán agua, serán tierra, serán semilla.
De alguna manera se transforma el cuerpo con la armonía producida por el poder creador
De alguna manera se transforma el pensamiento y las imágenes frente al espejo
De alguna manera siento sin ver el horror, sin escuchar los lamentos, sin sufrir mi propia carne, que ya no me pertenece.
De alguna manera muere el pragmatismo cuando se explora el interior para crear otro mundo, la patria soñada.
Senda manera de la naturaleza en valerse de nuestra razón para desatar la destrucción y correr la frontera que nos separa de la providencia.