Bendito el poeta
La maldición que recayó sobre el poeta
Por aquellos que disfrutaron su dolor y saborearon el olor a tabaco y alcohol que quedaban atrapados en las fibras de su ropaje.
Maldijeron al poeta, luego de hacerse miserables con el morbo de endulzar lágrimas y soledad ajenas, en la búsqueda de verdaderas razones para conservar la vida entre los infieles.
Lo maldijeron luego de que escribiera la rabia que ellos mismos sienten por el mundo y sus circunstancias, pero cuyas palabras no pueden pronunciar por el temor de perder la oportunidad que esperan para iluminarse, pero que no llegará.
Acreedor de lástima y desprecio, de aplausos y gloria
Por aquellos que no comprenden sus palabras y de los que transitan las huellas que dejó antes de sentir amor, intentando conocer sus propias respuestas para cuando se encuentren indefensos ante el abismo.
Todos quieren interpretar al poeta por un instante
Para develar el oculto interés por lo inalcanzable, para robar tiempo del deber y conocerse bajo la fosa antes del ocaso.
Para descubrir el miedo de no querer volver
Porque el amor aterroriza cuando se descubre que es la única salida
Pero todos se niegan a recibirlo
Porque se transita en un camino bohemio donde no se exigen máscaras y se pueden ver las siniestras intenciones del mundo que nos tiende la mano.
Porque nadie auxilia a un hermano en tal desgracia, con el fin de vivir consolados con la expectativa de su desenlace.
Bendita la flor que nace sobre las cenizas del poeta. Bendito el poeta.